martes, 8 de mayo de 2012

CUESTIONES DE CAZA MENOR


DON GREGORIO DE TAPIA Y SALCEDO no quitaba importancia a la caza de la liebre pues "su ligereza y astucia es tanta, que empeña el corage a los cavalleros y cavallos, y perros en su seguimiento". Tal ejercicio cinegético tenía sus riesgos "particularmente cuando es por viñas" por las posibles caídas. Es caza, dice don Gregorio, que se hace con galgos, considerados "animales ligeríssimos sobre los demás deste genero" además "divierte infinito, y hace al cavallero muy firme en la silla, y atrevido".  No desdeñaba la realeza la caza menor pues Doña Margarita de Austria, reina de España, era muy aficionada a salir al campo con ballesta y "tiraba con ella a pie a los conejos". Pocas veces fueron cazados con tanta gentileza y solemnidad. Para abatirlos nuestro tratadista recomendaba usar "virotes de cabeça redonda" de sauce, con plumas hasta la mitad y dos tercias de largo.

16 comentarios:

  1. Aunque no soy nada aficionado a esta actividad, reconozco que ciertos tipos de caza menor contribuyen a equilibrar la naturaleza, sobre todo en aquellas especies altamente prolíficas e incluso dañinas con el entorno. No opino lo mismo de aquellos que se dedican a cazar especies de gran tamaño y en extinción.
    Hay quien dice: "¿Qué quieres para comer?" "No sé...algo ligero. Una liebre."
    Un saludo.

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  2. La caza,practicada de acuerdo con las leyes y con las buenas prácticas que corresponden, me parece beneficiosa para el medio ambiente y un ejercicio legítimo.

    La liebre, si no está bien cocinada, puede ser un tanto correosa y más dura que una piedra.

    Saludos don Cayetano.

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  3. Es cierto lo que dice Cayetano. A mí tampoco me gusta la caza pero fue, durante mucho tiempo, no solo entretenimiento de la realeza, sino práctica común (no deporte) de la gente de los pueblos, sobre todo. Cuenta mi padre que su abuelo era muy cazador. Aquella práctica regulaba de manera natural el exceso "roedor" en los campos y montes y era muy aprovechable en la despensa de la gente común. Contaba una anécdota de un perro cazador que le acompañaba siempre y al que quería mucho. Quedó ciego y hubo que sacrificarlo. Entonces no era imaginable mantener una mascota porque sí, todos los animales cumplían un papel en la economía doméstica. Pero a mi bisabuelo parece que le dio tal disgusto tener que hacer esto que ya no quiso más perros. Tu entrada me ha traído esta historia a la cabeza.
    Saludos de su lectora.

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  4. Interesante entrada sobre una actividad tan antigua como la propia humanidad. Coincido plenamente con lo dicho por usted en su primer comentario.
    Un saludo.

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  5. De las liebres ahora la noche y los coches con su luz son su perdición, más que los galgos que aunque no soy cazador es todo un espectáculo el verlos con su endiablada velocidad.

    Un cordial saludo.

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  6. Amén. Si hay que cazar para mantener el equilibrio de la naturaleza, pues se caza. Al fin y al cabo, la caza fue garantía de sustento para la especie humana durante miles de años. La liebre luce estupenda.

    Saludfos.

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  7. El vínculo con el perro en el monte es tan antiguo como mirar el fuego, buscar las estrellas en cada estación o la propia caza. Este recuerdo que usted narra de su bisabuelo, doña Olga, es una historia de fidelidad. Como la del perro de Ulises.

    Mis saludos.

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  8. Bien que me alegro señor de la Terraza. Que usted siempre hace comentarios muy acertados.

    Mis saludos.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. Lo de los galgos en el campo es para verlo. Estampa, por cierto, muy hidalga.

    Saludos don Eduardo.

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  12. De acuerdo. La caza es buena para la naturaleza. Y, si se practica con buen estilo y moderación, buena para el cuerpo y el espíritu.

    Saludos doña Amaltea.

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  13. A las damas y caballeros de la época de doña Margarita de Austria es seguro que les ponían las liebres a huevo. Así, quietecitas, se cazaban con sumo esmero y solemnidad, con virote de cabeza redonda o con el que fuera menester.
    Saludos

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  14. Sin duda Doña Margarita no iría por las rastrojeras, pasando penalidades, en busca de las liebres. Entre los caballeros de todo habría pues, es seguro, no faltaban verdaderos aficionados a la caza.

    Mis saludos doña Carmen.

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  15. No es nada fácil la caza de la liebre y si no fuera por los galgos no se cazarían tantas, no me gusta la caza, pero reconozco la belleza de un galgo en plena carrera detrás de una liebre.
    Un saludo.

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  16. Es una imagen muy antigua sin duda.

    Mis saludos señor de Valverde.

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