domingo, 17 de abril de 2011

VARAS Y ESPADAS O EL DOMINGO DE RAMOS DE 1687

En 1687 los componentes del Cabildo municipal de Huelma, señorío del duque de Alburquerque, en el Reino de Jaén, declararon ante escribano que existía la costumbre en las ciudades, villas y lugares de su obispado que el Domingo de Ramos y el día de la Purificación de Nuestra Señora "estando en las yglesias en los oficios divinos, vayan a recibir las velas y palmas benditas de mano del preste que esta celebrando los oficios y que las justicias vayan con sus baras en las manos y las espadas en cinta a recibir velas y palmas y demas capitulares con sus espadas". No era costumbre bien aceptada por el clero. No tanto por pacifismo como por razones protocolarias. Cada cosa y cada persona tenía que estar en su sitio en aquella sociedad jerarquizada y orgánica. Por cuestiones aparentemente menores se promovían disputas, se empeñaban las partes en largos e inciertos pleitos y se fulminaban excomuniones. Ya tuvimos ocasión de hablar de los disgutos que provocaba lo de repartir velas en las solemnidades religiosas de aquellos tiempos.

Volviendo al caso de Huelma, en ese lejano 1687, el prior don Lorenzo de Molina dijo con claridad a la Justicia y Regimiento de la Villa "que si abian de tomar las velas abia de ser sin las baras de la Justicia y quitarles las espadas". Mal asunto. Además comunicó su postura mediante un recadero y "estando todo el Cabildo para entrar en la Iglesia", es decir, cuando estaba de punta en blanco. Para un español del siglo XVII, hidalgo o ahidalgado, dar este espectáculo ante todo un vecindario era una situación insufrible y grande el menoscabo de su autoridad si ejercía alcaldía u oficio público.

El dato sobre Huelma y otros aspectos más en: Ángel Aponte Marín, "Violencia, conflictividad social e instituciones en Huelma (1680-1700)", en Sumuntán, 1, 1991.

12 comentarios:

  1. Era aquella España barroca de finales del reinado de S.M. Católica don Carlos II, una sociedad extremamente jerarquizada, un gran teatro, en el que el honor y las prebendas estaban por encima de todo. El honor lo era todo y sin honor mejor era morir...como han cambiado los tiempos en esta nuestra España! ahora todo vale...

    Un regio saludo.

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  2. Y observe usted que el ceñir espada, como atributo caballeresco, era uso tanto de nobles y de buenos hombres llanos. Eso dice mucho de nuestro carácter de entonces.

    Saludos y muchas gracias.

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  3. Poco tacto demostro mi tocayo don Lorenzo de Molina al comunicarlo sin tiempo y con tanta premura.
    Me imagino el mosqueo de los señores caballeros al ir ya vestidos para la ocasion.

    Por otra parte veo que ha cambiado su fondo.
    El problema es que los enlaces -ha puesto uno en esta entrada- no se aprecian. Yo lo he descubierto de casualidad al pasar el cursor por el texto.

    Un saludo cordial.

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  4. Muchas gracias por la advertencia don Lorenzo. Debe de referirse usted al enlace referido al reparto de velas. Trataré de hacerlos más visibles.

    Y gracias también por su comentario.

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  5. Era una sociedad estamental, con las funciones bien delimitadas en cada caso. Cualquier intromisión en las funciones del otro se consideraba, cuando no una afrenta, un terrible pecado. Otros tiempos. Otra mentalidad.
    Un saludo.

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  6. Aún hoy se recogen en iglesias ramas de olivo, y se llevan palmas para su bendición. Hoy supongo que curas lo harán de mejor grado, sin las exigencias de los tiempos antiguos y los parroquianos de hoy, sea cual sea su clase social, desarmados. A Dios gracias. Un saludo.

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  7. La que se armaba por un quíteme allá esas palmas. Y no le digo nada a la hora de tener que despojarse de la espada! Menos mal que hoy día ya se tiene asumido eso de ir desarmado.

    Feliz semana santa, monsieur

    bisous

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  8. Y eran tremendamente puntillosos en estos asuntos.

    Muchas gracias, don Cayetano. Y saludos.

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  9. En el fondo había, señor Desdelaterraza, una continua tensión por la delimitación de campos entre lo secular y lo eclesiástico. Y las espadas ya no quitan el sueño a nadie.

    Muchas gracias y mis saludos.

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  10. ¡Qué razón tiene usted!. No se imagina uno a los alcaldes y a los concejales con la espada al cinto. Son otros tiempos.

    Saludos y muchas gracias Dame Masquée.

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  11. De estos casos hay infinidad en la documentación. En Béjar las peloteras entre el Cabildo Eclesiástico y el Consistorio estaban a la orden del día y acababan a puñetazo limpio en las procesiones. En mi blog ya he colgado varias historias de este tipo porque me encantan y dicen mucho del estricto protocolo y de la jerarquización, de la escenografía del aparato religioso y civil de la Edad Moderna.

    Saludos

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  12. En efecto, los problemas de este cariz eran abundantísimos. Como estudiosa en el mundo de los archivos que es usted, bien puede dar fe de este hecho.

    Gracias y saludos doña Carmen.

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